el jardin de martin

en busca del sentido

28 de septiembre de 2006

Fiesta en un extraño edificio

No recuerdo cual fue el origen ni el motivo de la fiesta, tampoco sé cuándo se organizó. Ese día me levanté con una extraña sensación, con un microscópico sentimiento de felicidad, una plenitud extraña. En ese momento no pude descifrarlo, en el transcurso del día sentí un particular malestar en mi cuerpo, como si algo o alguien estuviera hackeando mis órganos. Si recuerdo que a las diez de la noche fui a una esquina de Buenos Aires, frente a un inmenso e inquietante edificio. Allí me encontré con otras personas, algunas las conocía y a otras no, lo mas raro era que eran personas que nada tenían que ver entre sí, otras ni siquiera las había visto. A pesar de este mosaico de personas sentía que faltaba gente.
Inexplicablemente faltan muchas personas, aún las parejas de los pocos que asistieron. El penthouse era de un amigo de Hernán que se lo había prestado y el iba de vez en cuando, un extraño departamento con un vasto living con desniveles.
Abajo funcionaba una imprenta. había un ascensor para los operarios y uno para el penthouse, que en realidad eran dos. En el otro funcionaba un salón de la comunidad Judía o tal vez era un salon de fiestas y justo ese día había una fiesta judía.
Me encuentro con hernan, un chico y una chica, subimos por el ascensor de los operarios, era bastante incómodo, no tenía casi luz, y solo contaba con dos botones, uno con una P y otro con una T.
Alguien toca la P y el ascensor sube demasiado velozmente, todos nos aterrorizamos, hernán con una sonrisa diabólica me aprieta los huevos con la mano y me dice algo que no puedo entender pero que interpreté como que ese dolor iba a disminuir mi pánico. El ascensor se frena violentamente pero sin causar ningún daño. Luego apretamos nuevamente la P de penthosue y subimos, haciendo caso omiso a la experiencia anterior. llegamos al Penthouse. Tenía en un sector bajo una pileta y había un extraño reptil que permanecía inmóvil.
Vivía una extraña situación, no conocía a casi nadie, solo a hernán, alejandro un ex compañero de la facultad al que no veía nunca, otra chica de la facultad a quien nunca mas ví luego de terminar la facu, dos amigas de mi novia, Laura y Ángeles que estaban sin sus novios. Estabamos todos sentados o tirados en inmensos puffs y sillones en una especie de chill out mirándonos en silencio y bebiendo vino o algo espirituoso. Hernán hacía las veces de anfitrión y seducía a su también ex compañera de la facu, la música era muy extraña, como de un futuro lejano, sonidos minimalistas al los que se me dificultaba seguir la melodía con ausencia de armonía.
había un chico gordito y medio pelado que de pronto me empieza a hablar que un amigo se mete el dedo en el orto y que no lo puede creer, yo le digo que el orto es una zona erógena muy importante, me lo dijo mi mujer que es psicóloga, laura y ángeles se ríen porque estaban cerca, en realidad estaban lejos , pero igual escuchaban la conversación como si estuvieran en el rango de escuchar lo que decia. el pibe esta indignado, me pareció un pelmazo y traté de ignorarlo pero se ponía bastante pesado.
salimos a la terraza, había una vista impresionante, estrellas por doquier y una ciudad futurista que parecía la ciudad gótica de Tim Burton. Todos admiramos en silencio ese maravilloso espectaculo aunque sin sorpresa, como si fuera algo habitual, placentero, como una droga, como fuente de energía. La inanidad potenciaba el efecto, la quietud, por instantes, inquietaba.
Todos aceptaron como un desafío-juego el estar alli con las inesperadas ausencias, nadie habló de eso, nadie hablaba con nadie con ninguna intención, las charlas comenzaban impulsivamente sin importar el eventual interlocutor. En determinados momentos pude sentir la incomodidad de la experiencia, pero este era reprimido repentinamente, como narcotizado por el ambiente.
De pronto muchos nos queremos ir, Laura esta con cara de embole y me mira como buscando la aprobación para retirarse. Nos vamos hernán y otros mas. Salimos y de ahí vemos la puerta de la fiesta judía en la que entra y sale gente. vemos bajar del ascensor principal dos chicas muy extrañas casi downs diría yo que no encontraban la entrada a la fiesta que esta a dos metros de ellas, les señalamos y entran, justo salían dos personas que se meten en el ascensor y digo a algunos de los que estaban conmigo que bajen, lo hacen, luego notamos que no hay boton para llamar al ascensor, no podemos utilizar ese ascensor, tenemos que usar el otro. En ese momento me doy cuenta que me estoy olvidando la campera y el morral, le digo a Hernán y voy al penthouse, entro, estaba todo en penumbras, había una chica tirada en un puff que parecía drogada, estaba mirando la nada, levanto la vista y veo en el inmenso ventanal una silueta de un chico, atras de el sólo el cielo y millones de estrellas. Una postal futurista de los años 50´s. Agarro mis cosas y veo que hernan entraba y decía a los que estaban y ami en especial, "Vieron la mascota que tengo", y señala el reptil al que acaricia, este comienza a moverse, luego empieza a correr, la chica en trance empieza a correr por el lugar, cuando el reptil corre hacia mi yo tambien entro en pánico y corro, el reptil me esta por alcanzar y uso la campera para ahuyentarlo, el reptil muerde (extraño porque no tienen dientes) la campera (mi favorita) me enojo y lo comienzo a golpear con lo que tenía a mano, me iba a romper la campera, de pronto mi mano se topa magicamente con una pistola oculta en un arbusto sobre el cual me había apoyado para no caer en mi loca carrera y le disparo varios tiros, muere y suelta la campera, le había hecho dos pequeños agujeros. Hernán no parece molestarse por la muerte de su mascota ni por el dantesco espectaculo que le habíamos brindado.
Salimos nuevamente y vamos hacia un pallier en el que había una puerta en el techo, como un ático, aparece Juan , que no me reconoce o no me ve o simplemente me ignora por estar viviendo otra película. Baja del ático y se olvida de hacer algo, estaba Gaby cagándose de risa visiblemente alterada su conciencia vaya a saber con qué sustancias. juan le pide que llame a alguien que nunca aparece, entonces decide subir al ático y hacerlo el: tenía que dejar grabando en el video un programa de tv, yo lo ayudo a subir, en ese ático no había espacio para entrar, tuvo que buscar el cassete de video ponerlo en el videograbador y programarlo con medio cuerpo fuera de el mismo. Estaba lleno de videos, discos y cassetes.
Salimos y vemos que los de la fiesta judía suben al acensor sin dificultad, con hernan y otros chicos nos ponemos junto al ascensor y empezamos a cantar Hava nagila hava para ver si viene el ascensor, nos cagamos de risa y no viene el ascensor.
Hartos de esperar decidimos bajar por el ascensor de servicio, finalmente bajamos y nos despedimos.

1 Comments:

At 12 de diciembre de 2007, 8:05 p. m., Anonymous Anónimo said...

lo importante lo cuidaste >i>

 

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